Alonso de Contreras : un mito historico o literario

Bien puedo decir que se impuso a mí el texto de Contreras a pesar de todas clases de distancia, histórica, religiosa, sociológica, cultural, u otras : lo leí en 1995, pero no pude hallar el texto original español hasta 2004 en la librería Mignon, Cádiz. Fui descubriendo en el manuscrito escrito en 1633 y publicado sólo en 1900 , la otra cara del famoso Siglo de oro, cuya importancia de  »primera mundialización barroca » no podía sospechar, siendo el mismo siglo poco conocido en Francia, sobre todo bajo el lema de la  »leyenda negra » de una España tanto fanática como atrasada. Me gustaba también el estilo picaresco del capitán y sobre todo me fascinó el  »choque de civilización » con los Arabes, que se llamaban moriscos en aquella época, problema que iba atormentando a España durante un siglo entero y condujo a la  »solución final », a la que alude Contreras en cuatro episodios, volen nolens. Este problema me recordaba algunos temas de la guerra de Argelia, cuando niño, y puedo decir que todas las palabras acusando a los moriscos, en mi novela, las escuché yo durante esa guerra atroz y que las escucho hoy día en los bares u otros lugares! Quizás mi educación protestante, con el deber de memoria de la guerra de las Cevenas y del destierro de 300 000 personas rechazando la conversión al catolicismo en 1685, me llamó la atención acerca de esa tragedia de los moriscos. Sin embargo no me satisfacieron la edición francesa (Viviane Lamy, 1990) ni tampoco la española (Bruguera, 1983) : ningún mapa, notas insuficientes, casi ridículas (por ejemplo, la Mámora, un presidio conquistado por los Españoles en 1614, cerca de Salé en Marruecos, está ubicado cerca de …Túnez, en la edición francesa; cuando Contreras sale de Nápoles rumbo a Palermo, se para en Castillón, hispanización de Castiglione marítimo, cerca del ermita de San Francesco de Paola en Calabria, que se convierten en … Saint Vincent de Paul, edición francesa y Castellone de Gaeta(¡al norte de Nápoles!) edición española. Casi todos los historiadores piensan que Contreras murió hacia 1640, pero sus últimas relaciones de servicio nos enseñan que pudo regresar a España (después de vivir entre 1635 y 1642 en Méjico) y que siguió siendo vivo a lo menos hasta 1645 – cf. Archivo de Simancas. Fue así como un oscuro militar empezó tan larga carrera peleando contra los Turcos en las islas griegas en 1597 y la acabó en la frontera del mundo conocido, frente a la  »isla de California »(como se decía en el siglo XVII a propósito de la Baja California) : ¿cómo no tener ganas de profundizar el asunto, cómo no tener la idea loca de descubrir la  »verdad » de una vida tan extraordinaria? No siendo historiador del siglo de oro, ni especialista de su literatura ( habiendo estudiado particularmente la generación del 27 y el  »boom » latino-americano), opté por escribir una novela entre 2005 y 2007, utilizando todas las técnicas de análisis de textos para intentar comprender los numerosos misterios del manuscrito de Contreras. Claro que verifiqué meticulosamente en google earth todos los numerosos lugares por donde pasó Contreras (que hoy existen todos, nada inventó), escrudiñando los más mínimos indicios, la menor alusión que pudiera aparecer entre líneas, buscando las contradicciones y mentiras por omisión, hasta descubrir algunos lapsus significativos. Por supuesto, una especie de arqueología del texto o un foco sicoanalítico apuntado a un relato complejo e inverosímil : el texto, sólo el texto, pero todo el texto, con la intuición de que se podía tomar en serio esta voluntad de Alonso de Contreras para dejar un testimonio, aunque fuese disimulado,  »flechado » por así decir, como para transmitir un secreto sobre su vida peligrosísima – testimonio escrito con una lengua de suma concisión, al contrario de la retórica y las innumerables metáforas de los textos cultos del Siglo de oro. 1. LOS MISTERIOS DE HORNACHOS : UNA NOVELA POLICIACA EN EL SIGLO XVII ! a) Primer encuentro con los Hornacheros :¿ qué nos cuenta Contreras exactamente? En 1603, según escribe Alonso de Contreras, sólo se queda UNA NOCHE en la pequeña ciudad de Hornachos, en una casa cerca de una fuente … ¡una casa que el mismo Contreras puede reconocer cinco años después ( llevado allá por la policía)! A continuación va a pasar TRES DIAS por Estremadura, « con que la aramos de barra en barra » (p.77 de la ed. Bruguera) explorando algunas aldeas perdidas, cuyos nombres puede recordar … ¡TREINTA ANOS después (cuando escribe su manuscrito)! Además, está descubriendo una cueva de armas que tiene que guardar secreta por orden de un  »Comisario »:¿por qué y quién puede ser ese comisario del ejército? En realidad vamos a deducir que son TRES O CUATRO COMISARIOS diferentes. Tantos misterios, cuantas mentiras : ¿cómo podría uno reconocer una casa en donde pasó una sola noche, cinco años antes? ¿Cómo Contreras pudiera reconocer las aldeas de Palamos, Guareña, Alange, visitandolas en tres días y escribiendo treinta años después de sus idas y vueltas, sabiendo que ese militar no cesó de viajar de las islas griegas a Méjico, pasando por todas las costas del Mediterráneo y hasta Flandes? ¡Acaso usted recuerda una aldea en donde pasó un día de vacaciones treinta años ha! ¿Pero que pude pasar en Hornachos « que todo era entonces de moriscos fuera del cura » (p.77) entre la venida del alférez Contreras en 1603 y la deportación de la mayoría de su población en 1609? Que iba buscando la compañía del alférez, cuyos órdenes no cesan de cambiar: ir a Portugal;  »arar » la tierra de Estremadura; quedar tres noches en Hornachos; quedar una sola noche (« a la manaña, muy de mañana, me envió un recado el capitán con las cajas, que habíamos de marchar; que me espanté porque habíamos de estar allí tres días » p.79). Y qué noche para el joven alférez: sus soldados van a buscar algo de comer, descubren la cueva de armas; él está llamando al comisario que viene en seguida y, al amanecer, Contreras recibe nueva orden del capitán para irse más allá. Y qué orden tan extraña del Comisario : dejar esas armas de precio, arcabuzas con sus sacos de balas, no hablar del asunto. Qué página verdaderamente extraordinaria, en donde un comisario también extraordinario puede mandar: « vaya vuesamerced con Dios, que a fin si no tuvieran una cédula real para tener armas ofensivas y defensivas que no había sido mal el lance. Pero con todo vuesamerced no diga nada » p.79). Claro que estamos delante de una trampa tendida del comisario en contra de los moriscos Hornacheros. ¿Por fin, el descubrimiento de una cueva de armas bastaría para que la autoridad suprema mande buscar al alférez en el otro lado del reino y haga tormentar como  »rey de los moriscos »? Claro que no, Contreras está ocultando algo muy importante de su vida y por eso mezcla los indicios temporales y espaciales. Por ejemplo, vamos a descubrir que « le deleitaba jugar al mallo » y con ese mismo mallo su capitán va a herir a la amiga de Contreras « que no quiso echar con él ». Una pregunta sencilla ahora : ¿uno se va con un juego de mallo en una expedición de tres días buscando soldados en fuga? ¿Quizás sea la sierra tan aislada de Hornachos un lugar para desertar, para comer y sobrevivir? ¡Nada verdadero en esa página, nada puede resistir una lectura muy atenta! Al contrario, la Crónica del tiempo habla de una  »senda moruna » que utilizaban los arrieros (« los moriscos de Hornachos – distante de siete leguas de Llerena – muchos eran arrieros, y así sabían cuanto pasaba en España y aún fuera, pues tenían correspondencia con los turcos y moros ; y que venían a Toledo por una senda que llamaban senda moruna : la cual iba por las cuarentas leguas que hay desde Hornachos » , in  »Dignidad de Castilla » de Salázar Mendoza, vicario de Toledo). Ya tenemos aquí una explicación más seria : el alférez Contreras es enviado para vigilar a los Hornacheros, nuevos cristianos de moros, sospechados de quedar mahometanos en secreto, formar una quinta columna para cuando desembarquen los Turcos e inicien una rebelión general de todos los moriscos. Además esa ciudad morisca, encerrada en sus costumbres, con el privilegio de tener armas, daba miedo en toda la región, aunque el Santo Oficio no pudo comprobar su peligrosidad (a pesar de las denunciaciones, incluso del mismo cura) . Al fin y al cabo los Hornacheros desarrollaban en cierto sentido el papel de los harkíes en Argelia, de cuyas personas no se sabía que hacer. b) El papel del Santo oficio de Llerena Llerena donde Contreras recibió las órdenes de su capitán era, como por casualidad, el centro de la Inquisición de toda Estremadura, no por alguna centralización cartesiana ya que Badajoz la superaba en población, sino por el funcionamiento del Santo Oficio, que es lograr tratar el número máximo de personas sospechadas (Llerena recibió en el siglo XV a los judíos huyendo de los pogromos de Sevilla, siendo estimados aquellos al diez por ciento de su población). Ahora vamos a preguntarnos por el papel del  »Comisario » , o más bien de los varios comisarios que van apareciendo en tan pocas páginas: 1- p.75, « vino el Comisario a tomar muestra y socorrer la compañía para que marchásemos »: este funcionario parece ocuparse de la intendencia ANTES de la salida de ECIJA rumbo a Portugal; 2- p.79, « vuesamerced se quede aquí hasta que dé cuenta al Comisario(…) él vino conmigo con su alguacil y secretario »: se trata pues de otra persona, hallándose bastante próximo para venir en plena noche, acompañada de DOS AGENTES, un secretario y un policía (como los inquisidores, si! claro, pero no los militares); 3- p.80, « el Comisario era un capitán del número, no se dice su nombre por algún respeto » : habría quizás dos capitanes en una compañía? Contreras no quiere decir su nombre, pero no disimula su odio en contra de una persona que le hizo tanto mal : ¿ respeto o MIEDO ? Luego me dí cuenta de una hipótesis bastante extraña :¿si fuera aquí el primer contacto de un joven corsario, desembarcado reciéntemente de Levante, con el Santo oficio de Llerena vigilando a la ciudad morisca? 4- p. 82, « avisaron luego al Comisario que vino volando » ¡siempre rápido este funcionario! Pero no puede ser el mismo, ya que estamos después de la herida del capitán, y Contreras fue a pedir ayuda en la encomienda más próxima de los caballeros de San Juan de Jerusalén, es decir CACERES (la traducción francesa es  »comisario de la Orden de Malta », lo que no es posible : Contreras no puede ser condenado a la decapitación por los caballeros, que siempre fueron protegiéndole). Claro que el Santo Oficio está detrás de todo el episodio de Hornachos ( aunque jamás Contreras hablara de él), como lo revela el Secretario del Crimen Juan de Piña : «se había hecho secretamente una plena información hasta dentro del cuarto grado, para saber si tenía alguna raza de moro o judío (…) Si vuesamerced tuviera lo que costó de hacer pesquisa e información de su nacimiento, padres y abuelos paternos y maternos, había para pasar algunos días. Y fue vuesamerced venturoso en que no hallasen cosa de lo dicho, porque es cierto le hubieran ahorcado », p. 114. Tal policía no tiene nada medieval como lo cree la  »leyenda negra », ya en 1920 Fernando de los Ríos la estaba comparando con la Guepeu soviética, llamándola  »una Iglesia estado » así como la Union soviética era  »un Partido estado, en la tradición del cesarismo bizantino ». Puedo confesar que pasé muchas noches preguntándome lo que había detrás de la historia de la cueva de armas como para que un alférez de 24 a 29 años, medio ingenuo, medio caracterial, pudiera salvarse la vida casi por milagro y que la mayoría de la población de esta ciudad fuera desterrada a Marruecos. Por eso inventé en mi novela la actuación de un inquisidor detrás del  »Comisario … con alguacil y secretario », pero en el Archivo de Llerena ( publicado en internet por el historiador Fermín Mayorga ) se trata de un inquisidor, Alexandre de Posada, venido a investigar en Hornachos, llevando presos algunos moriscos para el sótano de su palacio de Llerena : ¡si fuera el perseguidor de Contreras, la realidad superaría la ficción! c) La tesis de Julio Fernández Nieva, que planteó el problema de Hornachos en el coloquio  »los moriscos y su tiempo » (Montpellier, 1980), nos procura importantes aclaraciones. El historiador de la universidad de Badajoz nos va desarrollando el papel de los Hornacheros desde el tiempo del emperador Carlos Quinto, donde pelearon en contra de sus correligionarios en la expedición de Argel y después en la guerra de Granada. La evidencia surgió un día : ¿qué fueron los Hornacheros, sino  »Harkíes » de la España del siglo XVI ? (conociendo el trágico destino de los ayudantes del ejército francés, sacrificados después de la guerra de Argelia, al no saber qué hacer con ellos). En 1530 tuvieron que compartir los oficios municipales con cristianos viejos, extrema minoría apoyada por un convento de Franciscanos (reciéntemente edificado para convertir esos últimos mudéjares del país). Aunque Felipe II confirmó en 1590 sus privilegios de poseer armas ofensivas y defensivas, sin embargo la situación va deteriorándose, debido a muchas denunciaciones al Santo Oficio de Llerena, particularmente tres memoriales del cura de Hornachos. Siempre las mismas acusaciones: rechazo del cristianismo, bandolerismo, asesinados, falsa moneda, aceite envenenada, conspiración en una cueva cerca de la ciudad, todos los lemas del chivo expiatorio aparecen – desgraciadamente repetidos hasta hoy día por los historiadores, incluso franceses, olvidándose de la duda metódica cartesiana! Reflexionemos un poco :¿ porqué los Hornacheros irán esconderse en una cueva, si poseen el gobierno de la ciudad; porqué disimular armas, ya que tienen privilegio real para detenerlas; porqué enterrar a sus muertos en un sótano de la casa, etc.? Para mí la cosa parece clara, Contreras no pudo quedarse sólo una noche en Hornachos, sino meses y meses, quizás dos años, ejerciendo la función de gobernador provisorio de la encomienda más peligrosa del reino. ¿Dos años o tres? (después lo veremos: « me espanté porque habíamos de estar allí tres días » = ¿un verdadero lapso freudiano?) Toda su construcción narrativa consiste en ocultar ciertos hechos que no puede decir: tráfico de armas u otra cosa, simpatía por los moriscos, laxismo, algo que le procura una denonciación delante de los inquisidores de Llerena (¿el extraordinario  »Comisario con alguacil y secretario »?) La verdad, no la sabremos jamás, pero se la puede inducir entre las líneas del  »Discurso de mi vida ». Cinco años después Contreras encuentra ámparo en una ermita al otro lado del país, en el Moncayo « que es lo más fuerte de España (…) les dió a imaginar que yo sería el rey de los moriscos, no sabiendo lo que me obligó a retirarme », p.103. Pero podemos pensar que no pasaron tantos años y que él mismo está cambiando la cronología para disimular su acción (dice que no vió su madre durante 16 años antes de regresar a España, pero de 1595 a 1603 soló hay 8 y los 16 años nos conducen a 1611, después de todos los acontecimientos de Hornachos. Quizás quiera disimular el encadenamiento tan degraciadamente conocido del Santo oficio, con un regreso hipotético a Italia y un casamiento anterior, desplazando lugares y tiempos. Además cinco años para hallar las huellas de un oscuro alférez que pasó una noche en una pequeña ciudad y descubrió algunas armas, autorizadas por cédula real, me parecen demasiado inverosímil. ¿Y por fin qué apellido tiene el alguacil que lo lleva preso? ¡Fulano LLERENA! O mejor ¿un inquisidor procedente DE Llerena? ( otro lapsus que le gustaría mucho al doctor Freud). Evidentemente hay contradicciones, imprecisión de los comisarios, incierta cronología : ¿ cómo saber la verdad? 2. LA TRAGEDIA DE LOS MORISCOS a) Segundo encuentro con Hornachos : el papel del Alcalde de Casa y Corte. Gregorio López Madera no es un ordinario  »juez o magistrato municipal » como lo explica el traductor en francés, sino un importantísimo funcionario del Estado y tambien un escritor, un historiador : en 1602 escribe un « Discurso de la certidumbre de las reliquias halladas en Granada », aprovechando las falsas reliquias fabricadas por unos moriscos del Sacromonte para deducir la antigüedad del castellano sobre el latín. Por extraño que parezca hoy día su tesis, López Madera quiere alabar la superioridad del castellano, lengua de la torre de Babel llevada a España por Tubalcaíno y que hubiera influenciado al latín por causa de algunas colonias españolas instaladas en Italia ( ¡y no lo contrario!) Lo que significa además que el castellano no tiene ninguna contaminación de lengua goda, ni arábiga : la limpieza de lengua va con la limpieza de sangre, ya tenemos aquí los fantasmas nacional-católicos del Alcalde de Casa y Corte, Gregorio López Madera… El Alcalde está encargado de investigar en Hornachos, quizás porque los inquisidores de Llerena no quisieron dar fe a las denuncias en contra de Contreras y de los moriscos (o a lo menos estaban esperando una ocasión de actuar). Su conclusión desata una terrible represión : 6 notables ahorcados; 172 Hornacheros condenados a galeras y , aún más, la proposición de desterrar la mayoría de los habitantes rumbo al norte (lo que se usaba después de la guerra de Granada, para diluir a los moriscos entre los cristianos viejos). En realidad, al salir el bando de expulsión general precisamente en este momento, el mismo López Madera acompañó algunos 2 500 desterrados en febrero de 1610 sobre el camino de Sevilla, en donde fueron embarcados rumbo a Tetuán. ¿Pero que pasó entre el joven alférez y el Alcalde de Casa y Corte? Nos dice Contreras que « habiendo ido el alcalde Madera, que lo era de Casa y Corte, a Hornachos a hacer unas averiguaciones, graves quizá, contra el rebelión que dicen se conjuraban los moriscos (…) mandó ahorcar seis moriscos – el porqué no lo sé » p. 102. Qué estupenda elípsis… Encarcelado al secreto, cuando descubren que no es él fray Alonso de la Madre de Dios, sino el sargento mayor Alonso de Contreras, le envían en Hornachos, en donde ¡vaya milagro! … reconoce la casa que había visto UNA noche, CINCO años antes (« era de noche y ha cinco años, pero póngame vuesamerced en una calle que hay cuesta arriba donde hay una fuente, que espero en Dios acertar la casa », p.108.) Regresando a Madrid, le atormentan bajo dirección del mismo López Madera, aunque cesa rápidamente la acción y que el juez le libera , sin permiso de salir de la ciudad. ¿Y cómo pude Contreras salirse de este apuro ? No lo sabremos jamás, pero tal hecho prueba la gran inteligencia del joven alférez , que imagina acusar su acusador. Hace falta añadir que existe una comedia « los moriscos de Hornachos » (falsamente atribuida a Francisco Agustín Tárrega según Jean-Marc Pelorson, ya que éste murió en 1610) que parece corresponder con las notas del Secretario del Crimen, Juan de Piña, que interrogó Contreras : a lo menos la comedia proviene del círculo  »políticamente correcto » de López Madera y sigue siendo el modelo de todas las calumnias sobre los Hornacheros (que ahora mismo se pueden leer en wikipedia). b) Tercer encuentro: la rebelión de los moriscos valencianos. « Más vale salto de mata que ruego de buenos » nos dice Contreras, saliendo en secreto de Madrid rumbo a Valencia, a buscar testimonio en su favor de algunos camaradas del ejército. Así es como puede darnos en sólo veinte y dos líneas una descripción de primera mano de la tragedia morisca, ocultada hasta hoy día en la literatura y también en el cine : ¡hasta el humanista Cervantes que desea la expulsión en su novela ejemplar « el coloquio de los perros »! Si salen a la luz reciéntemente algunas novelas, no se grabó ninguna película (excepto un documental en la televisión, en 2012). « La sentencia de los moriscos se iba fulminando – el echarlos de Espana », p.114, el día 22 de septiembre de 1609 en Valencia y el proceso de expulsión sigue actuando hasta 1614. Pero, cuando entienden los moriscos que una tenaza les va cogiendo entre la armada (62 galeones y 14 galeras, procedentes de todos los reinos del imperio) y los 8 000 soldados ejecutando implacablemente el bando real, estalla una rebelión en dos focos, la vall de Laguar, en el triángulo Alcoy-Benidorm-Denia, y la muela de Cortes cerca de Valencia. « Supe como estaba este tercio en la sierra de Cortes y en Laguar (…) Cuando de allí a pocos días, en un saquillo de unos moriscos en la sierra de Laguar, me tocó … un mulo de arriero, con que tomé el camino de Albacete », p.113 y 115: este pueblecito saqueado bien podría ser Fleix (o Alfeche en castellano) antes de la caída del castillo de Pop, que dominaba la región y con cuya pérdida el 25 de noviembre se acabó la rebelión de los 15 000 moriscos, mientras la sierra de Cortes, cerca de Valencia, resistó hasta principio de 1610. Si Contreras participó en el saqueo de pueblecitos moriscos con la milicia del marqués de Denia (que existía antes de la expulsión, para vigilar a los  »nuevos cristianos de moros »), no quiere decir porqué se fue tan rápidamente : ¿fue retrocedido bajo orden de un sargento mayor por culpa de los acontecimientos de Hornachos? ¿Quería dar pruebas de lealtad, o quizás tuviera asco de una pelea tan desigual, piedras contra balas de cañones? Sólo escribe eso: «(se dice) que me había vuelto a buscar los moriscos para meterme entre ellos », p. 114. c) Cuarto encuentro:¿Salé-Rabat o  »Nueva Hornachos »? El presidio de la Mámora, conquistado por los Españoles en 1614, amenazaba la prosperidad de la república corsaria de Salé, situada a una decena de kilómetros, que pirateaba desde las costas españolas hasta Irlanda. Así es como los corsarios empiezan un bloqueo que Contreras está cargado de quebrar : « me dieron la orden que (…) metiese aquel socorro o me dejase hacer pedazos », p.149. Lo que ejecuta en mayo de 1621: ¡pero, cosa muy rara, apenas Contreras está entrando en la fortaleza de la Mámora, que seis corsarios vienen a parlamentar y proponer todas clases de productos que faltan a los sitiados! Otra cosa muy rara « beben tan bien como los ganapanes de Madrid » : ¿qué beban vino los musulmanes ? Contreras lo sabe todo : «tres leguas en la misma costa hay un lugar que llaman Zalé, con una fortaleza muy buena, que son de ella dueños los moriscos andaluces (…) Dirán que salgo del cuento de mi vida y me meto en la historia. Pues a fe que pudiera meterme», p.154. Buen ejemplo de alusión a un capítulo diplomático conocido hoy día : ¿pero, cómo lo sabe él? Mejor dicho: ¿cómo no lo sabría? – ya que los Hornacheros desterrados se agruparon casi todos en la alcazaba almohada abandonada de Rabat. Aquella alcazaba de los Udayas, que se llamó Salé la nueva, estaba frente a Salé la vieja, ciudad más religiosa, a los que rechazaba como musulmanes malos y « cristianos de Castilla ». Sabemos por el archivo que hubo muchos intentos de firmar un tratado, en el que proponían al duque de Medina Sidonia darle la alcazaba de los Udayas y sus tesoros en contra de la autorización de regresar a Estremadura (en 1619, o sea dos años antes de la llegada de Contreras; en 1632 y en 1637. Pero el duque de Medina Sidonia, partidario del tratado, estuvo en minoría). Nos queda ya una pregunta : ¿si Contreras sabía algo de las negociaciones, si allá iba para negociar el fin del bloqueo de los Hornacheros, a quienes conocía doce años antes, cuando alférez? Claro que si no  »se mete de historiador », él sabra muchísimo más de lo que nos quiere decir, dejándonos señales de lo que no podía escribir sin peligro de volver delante del Santo Oficio . Hace falta añadir que en 2011 se abrió un magnífico museo en Hornachos, que sirve de Centro de investigación de la cultura morisca (consecuencia del hermanamiento, en 2004, entre la pequeña ciudad de Estremadura y Rabat, en donde algunas familias siempre están orgullosas de sus apellidos y orígenes españolas). 3. UN PROCESO MUY LARGO DE ESCRITURA A. Génesis del « Discurso de mi vida » Después de tres siglos de olvido, de 1633 a 1900 y pico, el manuscrito de Contreras conoce decenios de atención focalizada sobre los aspectos pintorescos, picarescos, triviales de la vida militar, logrando cierta  »folklorización » de su testimonio : ¡parece una especie de d’Artagnan español, cuyas huellas se pueden leer en el famoso capitán Alatriste de Pérez Reverte, verdadero  »Manolete del siglo de oro »! Sin embargo, con el progreso del método crítico, hoy día se trata de explicar su proceso de escritura : ¿cómo un oscuro soldado , saliendo de escuela a los once años, problablemente sin leer ni un libro en su vida, pudo intentar a los cincuenta escribir lo que llamaríamos una novela biográfica? ¿Qué técnicas literarias pudo utilizar ese  »autodidacta »? ¿En qué documentación pudo apoyarse para recordar más de treinta años de ejército en las cuatro partes del mundo conocido (sólo en Asia no fue, su expedición hacia Filipinas siendo dos veces canceladas.) ¿Qué clase de ayuda pudo hallar en ese mundo cultísimo del barroco triunfante? Primero se puede notar la importancia de las  »relaciones de servicio » que permitían al soldado valorar su carrera y obtener nuevo cargo, cuando se licenciaba a su compañía después de una guerra o una expedición : de Contreras, tenemos relaciones auténticas de 1623 ; 1627 ; 1633 y 1645 (cabe notar que en el memorial de 1623 hay una elipsis total entre los años 1603 y 1610 – los años de Hornachos, que dice él pasar en Flandes). Así es como podemos comprender su increíble obsesión le las fechas (hasta se puede pensar que las va mezclando conciente o inconciéntemente); así como podemos admirar su estilo todo en concisión militar a lo Julio César; así como podemos notar también su ciencia de la navegación, que aparece en su « Derrotero del Mediterráneo »¡ Claro que el hombre ése no es un soldado ordinario! Segundo, hace falta subrayar el contacto, la amistad con el  »Fénix de los ingenios », Lope de Vega, que le va hospedando muchos meses en su casa, siendo aficionado de la vida heroíca del militar, de cuyas hazañas parece frustrado. ¿Acaso pudiera el teatro de Lope de Vega tener una influencia sobre su manera de narrar ?(acumulando acciones sobre acciones en una verdadera frenesí, en la primera parte del manuscrito, es decir los años 1595 a 1603, describiendo soló 8 años y no los 16 que afirma). Más verosímil me parece el modo heroíco de contar, sin individualismo, toda su voluntad forjada en un grupo, ya que Lope de Vega pensaba escribir una epopeya con su vida de corsario. Además el dramaturgo le ayudó indiréctamente a salir del presidio de Pantellería, cuando se prevaló de su amistad acerca del embajador en Roma, el conde de Monterrey, muy culto y aficionado al teatro: « me dedicó una comedia, en la veinte parte, de  »El rey sin reino »». Evidéntemente no la leyó Contreras, pero eso quizás le permitió vivir en Roma como capitán de la guardia del embajador. Cabe notar que desde los años 1970, Jean-Marc Pelorson demostró con el mayor rigor que no había nada de la vida de Contreras en esa oscura  »turquería », pero bastó la dedicatoria para difundir la leyenda de un capitán fanfarrón : « dice que vuesa merced fue capitán de tramoya », p.196. Por fin me parece que el episodio de la tortura inquisitorial tuvo gran importancia en la génesis del « Discurso de mi vida », que podríamos llamar sus confesiones, concepto literario que sólo sale a la luz en el siglo XVIII , en los países nórdicos, sin la terrible censura inquisitorial : ¿en efecto, que solían decir los inquisidores a sus víctimas? ¡ »confesa Ud sus errores; no oculta nada; háganos el discurso de su vida »! Es como si su libro naciera del trabajo sicoanalítico del reprimido, con los desplazamientos sincrónicos y diacrónicos que van pasando en el sueño (elipsis de los años de Hornachos en su meticulosa cronología, cristalización de tres o cuatro personas en el único e inverosímil Comisario omnipotente del ejército). B. Evolución de la escritura Contreras quiere escribir « seco y sin llover (…) sin retórica y discreterías, no más que el hecho de la verdad », todo lo contrario de la literatura barroca de su tiempo, ya que no tiene absolutamente ninguna clase de formación literaria. En realidad parece buscar una nueva forma autobiográfica, a lo largo de tres períodos distintos. a) La primera parte del «Discurso de mi vida», que el mismo Contreras eligió, cortando en el capítulo seis, va desde el principio de su carrera en Sicilia hasta su regreso a España: el estilo heroíco está dominando, como si ejecutara el proyecto de Lope de Vega : hacer de su vida una epopeya guerrera. Sin embargo aparecen en esta acumulación de hazañas un poco fastidiosas, algunas realidades crudas poco conocidas de la vida militar (pasión desaforrada al juego, hasta con las pulgas,  »quirazas » malteses, o sea prostitutas acumulando el dinero del soldado, reyertas sangrientas y violencia extrema de la guerra de corso). Con tal fresco picaresco, su manuscrito atrajó particularmente la atención de los historiadores, que iban descubriendo el reverso del retórico siglo de oro. ¿Pero qué clase de público estaba buscando cuando acabó su manuscrito, el día 10 de octubre de 1631? (siempre esa militar obsesión de las fechas) : o sea lograr la admiración del conde de Monterrey contando hazañas para entrar en el círculo del futuro virrey de Nápoles, este  »Potosí de Europa » (extraordinaria metáfora del mismo conde, aficionado al teatro y mecenas riquísimo que poseía 253 cuadros de maestros como Tiziano, Velázquez, Ribera); o sea divertirlo, siguiendo la moda picaresca del «Buscón» de Quevedo, escrito cinco años antes – cuyas primeras páginas pudiera haber leido, o más bien entendido leer (a ver la semejanza en el castigo dado por el maestro de escuela). b) Cuando regresa a España, la acción se va centrando sobre muchos menos lugares y ciertos episodios de tonalidad trágica, en cuyo centro está el tema morisco, aunque siempre lo trata de modo alusivo y rápidamente. Contreras aparece más individualizado, no viene rodeado de guerreros peleando sin cesar : la soledad del joven alférez en una situación que lo supera por los numerosos misterios de Hornachos va desarrollándose. La angustia, hasta la tentación de vivir en una ermita, le van ganando. Con una historia trágica de amor, el anhelo de ascensión social siempre fracasado, la cárcel y la tortura inquisitorial, el texto va saliendo de los modelos literarios, tan heroícos como picarescos. Quizás esta mezcla de trágico-heroíco y de cómico-picaresco formara parte de su disgracia : si el picarismo  »objetivo », imaginario, de un Quevedo (antisemita burlándose del pícaro de humilde estirpe conversa), les gustaba a los grandes, encanallándose de puro leer; no les podía gustar el picarismo  »subjetivo », vivido realmente, del hombre que les acompañaba de capitán de guardia. Alonso de Contreras no pertenecía a esa clase social, por tanto ella no podía enterderlo, ni leer su testimonio. c) Un manuscrito interminable. Nos da un poco aburrimiento la narración de los últimos años de su vida, de 1626 a 1633 : la embajada de Roma (no quiere decir nada de  »algunas misiones » secretas), la cabalgada en Nápoles, sus conflictos con el conde de Monterrey y luego el virrey de Sicilia no son tan palpitantes como los episodios anteriores : paradójicamente, en el mismo tiempo en que escribe un  »flash back » para elogiar al conde de Monterrey , no puede ocultar que es « en disgracia del conde mi señor ». ¿ No sabe componer su relato o no sabe comó acabar ? ¡Me parece que está preso en un proceso de  »confessions » que no puede detener antes de su misma muerte! 1- 11 de octubre de 1631, al ser recibido caballero de la Religión, sueño de toda su carrera, acaba de escribir en once días la mayor parte de su manuscrito; 2- 20 de junio de 1632, gran cabalgada por la vía Toledo de Nápoles, nombrado capitán de coraza de 500 caballos, cuerpo de élite del ejército; 3- 4 de febrero de 1633 en Palermo, flash back sobre la vida en Roma y Nápoles, bellos recuerdos antes de huir del virrey que le manda volver al principio de su carrera, « piratear un poco »; 4- ¿año 1634 ? los problemas siguen acumulándose, trata de justificarse frente al marqués de Santa Cruz y éste, general de las galeras, puede ser que le encuentre un nuevo puesto: « me mandó… ». Con tal frase acaba magníficamente el manuscrito de un corsario que parece desaparecer en un hueco negro de la Historia; 5- ¿año 1645 ? Además, las últimas páginas parecen escritas de otra mano y añadidas una decena de años después, hacia 1643 o 1645, cuando regresó de su servicio en Méjico ( en donde vigiló los presidios de Sinaloa y gobernó la fortaleza de San Juan de Ulua – segun la última relación de servicios, publicada por Henry Ettinghausen desde los años 1970 y también en el Achivo de la Marina mejicana que señala una junta sobre la armada de Barlovento, siendo presentes el virrey y algunos jefes militares, incluso Alonso de Contreras ). La alusión a la muerte del Infante cardenal Fernando, hermano de Felipe IV (en 1642), lo confirma: « llegó el Infante Cardenal, que esté en gloria », p.195 . De todos modos el fin del manuscrito se parece cada vez más a un diario. Luego tenemos aquí un texto algo monstruoso, barroco en el sentido etimológico de perla rara, mal tallada, navegando entre el relato épico medievo, la novela picaresca del siglo de oro y el moderno diario íntimo (un género que soló aparecerá en el XVIII, en las « Confessions » de Jean-Jacques Rousseau, otro escritor marginal, de la clase proletaria, en una literatura sumamente aristocrática que es la prosa francesa de las Luces). Muy grande ruptura introduce Contreras en las letras del Siglo de oro y María-Antonia Domínguez Flores, en su estupenda tesis de filología de 2007, subraya por primera vez la importancia literaria del «Discurso de mi vida» ¿Siendo un proyecto desgraciadamente inacabado –  »virtualmente » como se dice hoy – no tendríamos aquí la novela picaresca más extraordinaria del siglo XVII? En efecto, si hubiera acabado su manuscrito, hacia los años 1650 y si hubiera logrado publicarlo ¿cuando se desarrolle su fama? ¡Qué raro! Ya el siglo XVIII … No sólo Contreras nos va revelando los bastidores de su sociedad (vigilancia de los moriscos por el Santo oficio, provocación y represión, recordando las peores horas de la guerra de Argelia en Francia). No sólo nos permite viajar a través del inmenso imperio de los Austrias ( cabalgando de Madrid a Bruselas, de Cambrai a Roma, de Vera Cruz a Acapulco, navegando desde Cádiz hasta la costa marroquí, desde Malta a Tesalonika, o desde Sevilla rumbo a La Habana). Sino que nos regala con un gran fresco picaresco de toda la sociedad del siglo de oro, en casi cincuenta años : frente a los grandes de España, los ministros, el mismo rey Felipe IV, cerca de los rufianes, prostitutas, pícaros, desde el palacio hasta la cárcel y el ermita, el lector puede pensar que se trata de un personaje sacado de la imaginación de un genio literario, si todos los lugares, todas las hazañas no fuesen comprobados por el Archivo o leíbles en los derroteros. La novela picaresca aparece muy poco en la literatura francesa, cuyo clasicismo prohibió este género demasiado realist

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